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martes, 19 de abril de 2011

La ley del tabaco dispara las solicitudes para montar terrazas en Barcelona

No hay dos iguales y, lo que es peor, ninguna paga lo mismo. Desde la entrada en vigor de la reforma de ley del tabaco, a primeros de enero, la demanda de bares y restaurantes para instalar una terraza en la que sus clientes puedan fumar se ha disparado y 567 establecimientos han solicitado licencia para poder servir en el exterior. Sin embargo, la normativa que permite montar un velador es farragosa y caprichosa, según la vía en que se desee ubicar. Los horarios, precios y decoración no tienen un criterio común en la ciudad, lo que provoca agravios comparativos sobre todo en calles fronterizas entre distritos. Las desigualdades pueden suponer una hora y media de apertura más al día y 300 euros de incremento al año en tasas, según la acera en la que esté el establecimiento.
Ante este panorama, los restauradores han alzado la voz exigiendo al Ayuntamiento una normativa unificada para todos los distritos que pongan fin a estas disparidades. El presidente del Gremi de Restauradors de Barcelona, Gaietà Farràs, explica que desde enero se han reunido en repetidas ocasiones con los responsables municipales e, incluso con el alcalde Jordi Hereu, “pero los meses van pasando y no se soluciona nada”. Farràs se lamenta de la poca sensibilidad de la administración local, en un momento en el que, además de la crisis, los establecimientos facturan de un 9% a un 10% menos, algo que el sector achaca a la ley del tabaco. Una de las soluciones para hacer más rentables sus negocios es la instalación de terrazas. “En Barcelona hay unos 12.000 establecimientos y la competencia es muy dura. Toca a 135 habitantes por bar y restaurante. La lucha por captar clientela es feroz”, sentencia el presidente de los restauradores. En este sentido, reclama que el trámite para solicitar un velador sea mucho más ágil que hasta ahora y que los horarios y los precios sean comunes para toda la ciudad. Porque hasta el momento, las diferencias son sustanciosas. Así, por ejemplo, en calles como Paral·lel, ronda Sant Antoni o la Diagonal puede darse el caso de que una terraza cierre a medianoche –máximo permitido en el Eixample– y otra que esté justo al lado a las 0.30 horas (invierno) y a las 1.30 horas (verano) porque la zona en la que está así lo permite.
Barcelona cuenta, según datos del pasado febrero, con 3.583 terrazas. El distrito que dispone de mayor número de veladores es el Eixample, que concentra 1.269. También es esta la zona que tramita mayor número de nuevas licencias, en concreto 152. Las peticiones desde la entrada en vigor de la ley supone un incremento del 18%, respecto al año anterior.
Lo más grave y denunciado por los propios propietarios son las diferencias económicas. La tasa por disponer de una terraza se calcula mediante un complicado sistema de módulos que tiene en cuenta la superficie ocupable y el tipo de vía en el que se ubica el velador, entre otros parámetros. Cada calle tiene un gravamen diferente y se identifica con las letras A, B, C D, E, F y Z (de más cara a más barata). Existen además diferentes precios según se desee ubicar la terraza; sólo los meses de verano o todo el año.

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