Aunque parezca que sólo es comida japonesa y recetas muy antiguas de su cultura, los japoneses en algunos de sus platos suman una serie de beneficios de los cuales nosotros a penas nos percatamos, es el caso de la sopa miso.
Dentro de la cocina japonesa tiene especial relevancia el MISO “fuente de sabor”, elaborado a base de judías de soja fermentadas.
Según la mitología japonesa, el miso fue un regalo de los dioses para garantizar al hombre salud, longevidad y felicidad. Aparece inicialmente en las zonas montañesas para combatir el frío.
Para un metabolismo adecuado: el miso es rico en minerales.
Para la digestión: el miso contiene enzimas vivas. Disminuye los efectos de comidas pesadas, despeja las obstrucciones.
Para enfermedades cardíacas: el miso contiene ácido linoléico y lecitina que disuelven el colesterol en la sangre. Evita la arteriosclerosis o la hipertensión.
Para la belleza: el miso nutre la piel y promueve la regeneración de células. Hace brillar el cabello con vitalidad.
El miso disminuye los efectos del consumo excesivo de alcohol, tabaco, drogas, productos químicos y radiaciones. Es muy recomendado para personas fumadoras.
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